martes, 11 de febrero de 2014

La importancia de no darse por vencido


Mentiría si dijera que todos los días desde que me embarqué en la aventura emprendedora han sido fáciles y bonitos. Por su puesto que no lo han sido.

Pero por suerte o por desgracia creo que siempre he sido positiva, y me ha gustado centrarme más en la soluciones más que en los problemas. Soy un poco pesada y siempre repito lo mismo, "para mi hay dos tipos de problemas, los que tienen solución, y los que no la tienen", en el caso de los segundos, lo mejor es dedicarles el tiempo justo y pasar al siguiente tema, los problemas de tipo uno son perfectos, sólo hay que solucionarlos. En la mano de cada uno está, atascarse en ellos, u optar por buscar la solución.

Dicho esto, claro que no ha sido todo bonito, y que cada día surgen y surgirán nuevas situaciones a las que hacer frente, está más que claro. Pero la cuestión no es el problema, es como cada uno hace frente a él.

En mi caso, recuerdo el día en el que por fin tomé la decisión de dejar mi trabajo. Para Just-Ene, era y es clave el diseño y la fabricación. Y parte de su éxito o no tiene y tendrá que ver con ello. Cuando empecé a pensar en la idea, hablé con una amiga diseñadora, a la que estaré eternamente agradecida por ser uno de los motores y de los motivos por los que seguí persiguiendo el sueño. Por supuesto, viniendo del sector financiero no sabía si había muchos diseñadores o pocos, ni donde estaban, ni en que ambiente se movían, ni como saber si eran buenos o malos. Mi "entrevista de trabajo" a María se limitaba a mirar sus zapatos y a saber si sabía diseñar, y con esto para mi era suficiente para seguir dándome impulso. María también pudo hablar con su antiguo fabricante, y me dijo que la fabricación par a par no era algo imposible. Que se podía conseguir.
Lo tenía todo, alguien que sabía diseñar, alguien que sabía de comunicación y quería participar en la sociedad, la tranquilidad de que el producto se podía fabricar y una persona que me ayudaría para encontrar al equipo tecnológico.....Esto era Julio de 2013. El día 31 dejé mi trabajo, feliz.
Pues bien, en agosto de 2013, el antiguo fabricante de María decía que cualquier fabricante pedía más de 100 pares para fabricar, María con todo su buen criterio me dijo que no podía involucrarse en el proyecto al nivel que el proyecto requería y mi socia especializada en comunicación no tenía suficiente tiempo y prefería no participar en el capital de la empresa por la inversión que requería....

Desde luego, podría parecer que una enorme nu
be negra se había puesto sobre mi. Pero creo que en general, estas situaciones nos ayudan a todos a agudizar el ingenio. 

A la semana, había sacado una lista de 1.000 fabricantes en España, recibido recomendaciones de otros tantos, había contactado con escuelas de diseñadores en Alicante (ya puestos a pedir, que estuvieran cerca del lugar de producción) y puesto una oferta para diseñadores en una web de trabajos relacionados con la moda. En una semana más, tenía 2 fabricantes dispuestos a fabricar el par a par, había recibido más de 50 curriculums de diseñadores, "entrevistado" a otros tantos (creo que casi me entrevistaban más a mi que yo a ellos, cosas de emprender supongo), y había acordado con mi ex-socia mantener la relación profesional y estudiar si queríamos la inversión en un futuro. 
Todo sea dicho de paso, la fabricación no se solucionó tan fácil. Cuando fui a ver a estos dos posibles fabricantes, a ninguno le convenció la idea de interrumpir su producción de 2.000 pares para Versace, Armani o Rebeca Sanver para el par de zapatos de una chica con mucha ilusión pero con pocas ventas. Mi producción era más bien un incordio....

Pero por el camino me encontré a Mar. Mar es y era justo lo que necesitaba en ese momento. Encontré a una persona muy válida, polivalente, que se creía el proyecto y le gustaba, con la que encajaba perfectamente a nivel personal y que además se preocupaba tanto o más que yo por controlar el coste de fabricación de la empresa. No se me olvidará nunca el segundo día que quede con ella. Día 24 de Septiembre, Alicante. Quedé con ella a las 11:30 AM, pero tenía entrevistas con otros diseñadores a las 12:30, 13:30, 16:00 y 17:30. Por fin entendí a mi antiguo jefe cuando se iba Londres y decía que tenía un hueco a la hora de comer, me sentía igual. No obstante, nunca vi a ninguno de los otros diseñadores. Mar y yo estuvimos hablando desde las 11:30 de la mañana hasta las 3 de la madrugada. Había encontrado a mi compañera de viaje. A parte de las funciones de diseño, control de calidad, producción y un largo etcétera, Mar es más que eso, es una fuente de ideas, apoyo e iniciativa a todos los niveles.

Mar fue también la persona que encontró a nuestro fabricante. Después de varias visitas fallidas por mi parte, incluso con una presentación en mano para convencer a alguien para que me fabricara (después de mis años en el sector financiero pensaba que esto solucionaría algo), se me empezaban a agotar algunos recursos. Y fue ella quien encontró a nuestro fabricante. Esta fue sin duda entre otras muchas, una de las grandes aportaciones de Mar. Encontrar a un fabricante que creyera en el proyecto, que primara la calidad y el detalle y que además fuera una excelente persona. 
No se si en la vida todo pasa por algo, o que las cosas pasen simplemente nos obligan a mejorar. Pero sin duda, si volviera atrás en el tiempo, desearía que todo pasara exactamente igual que como ha pasado. 

viernes, 7 de febrero de 2014

La importancia del Equipo

Durante mis primeros 4 años de experiencia laboral dudé seriamente de mi capacidad para trabajar en Equipo. Estar sentada frente a frente con mi jefe sin prácticamente mediar palabra día tras día no ayudaba en absoluto a mejorar mi sensación.

He de reconocer que soy sorprendentemente mala mintiendo, razón por la que evito hacerlo en el 99,9% de las ocasiones. Sin embargo, en este caso, no tenía más remedio que recurrir a la mentira si quería volver a trabajar en otro sitio en algún momento de mi vida. 

Como es obvio, el ¿sabes trabajar en Equipo? nunca ha faltado en una entrevista de trabajo. Dudo que alguien haya dicho alguna vez que no. Pero la realidad es que yo no lo sabía. De hecho, lo dudaba seriamente. 
Después de algunos años, parece que iba interiorizando mi "mentira", y por fin conseguí que alguien me creyera. Y tras 4 años pensando que no sabía trabajar en Equipo, pude ver en primer persona lo que esto significaba.
TeamLos primero días de trabajo en mi nuevo sitio, me dejaron sorprendida. La gente trabajaba hasta pasadas las 9 de la noche con buen humor, risas, apoyo entre compañeros....incluso desaparecía el efecto "preguntón cuando quedan 5 minutos de clase", podías preguntar a las 9 de la noche a quien quisieras, y en lugar de irse a casa, esa persona se sentaba a tu lado y te ayudaba con lo que estabas haciendo. 


Tener al director trabajando codo con codo contigo a las 2 de la mañana cuando era necesario, y que aún se ofreciera a encuadernar era, para mi, cuanto menos sorprendente. 

De repente el resto del Equipo te pedía opinión, y lo más importante, se tenía en cuenta. Después de, en tiempos pasados, haber recibido por parte de mis jefes comentarios como "no te pagan por pensar", esto me dejó ojiplática. 

Igualmente, que los nuevos proyectos, las cuentas o la política de contratación no fueran un secreto guardado en un baúl bajo llave y a 1000 metros de profundidad, ayudaba a entender las decisiones de la empresa, y a sentirte más parte del proyecto.

Empezaba a ver que los equipos no eran un fenómeno paranormal. Parecía que realmente existían. Un buen ambiente de trabajo es lo que me permitía levantarme con buen humor y una sonrisa en la cara sabiendo que la jornada duraba más de 12 horas. Trabajando más y durmiendo menos, la gente que me conoce me decía que me veía feliz y con mejor cara. Y así es, era feliz, muy feliz.

No se si lo normal es mi primera o mi segunda experiencia. No obstante, agradezco a los años de No-Equipo el haberme permitido valorar los años de SI-EQUIPO. En mi último lugar de trabajo aprendí muchas cosas, pero si tengo que quedarme con una, es sin duda esta. Lo más importante en una empresa, es ni mas ni menos, esto. Y ahora, que por fin tengo la oportunidad de formar mi pequeño Gran Equipo, esto es lo que he querido y quiero para Just-Ene. 

Realmente cuando he buscado y busco a la gente que quiero que esté conmigo, principalmente busco cuatro cosas: i) que se crean el proyecto al menos una cuarta parte de lo que yo me lo creo (que ya es mucho), ii) Que me transmitan calidad y encaje personal, iii) que entiendan que los inicios son duros, pero que esto es un proyecto de todos y que podemos crecer juntos y, iv) que, obviamente, aporten sus conocimientos y complementen a la gente que ya está

Cuando creas algo nuevo, todo el mundo se remanga. Yo misma me he autonombrado recadera y becaria del resto de compañeros. Todos tenemos un fin común, y el objetivo, tiene que ser hacerlo fácil a los demás, para que las cosas salgan bien y cuanto antes. 
Desgraciadamente para mi, no soy competente en todo lo que me gustaría, y eso significa que, si para que la gente que sí lo es tenga tiempo hay que remangarse,  por supuesto, encantada lo hago (gracias a mis años de becaria puedo picar datos, fotocopiar, encuadernar y clasificar con una destreza digna de cualquier imprenta). Nunca pensé que recortaría trozos de piel hasta la noche con una sonrisa en la cara. 

Dicho esto, tengo que decir que, a día de hoy, estoy increíblemente feliz de haberme rodeado de la gente que, día a día, hace que Just-Ene cada vez esté más cerca de ser una realidad. De tener a gente a mi lado que se cree el proyecto tanto y a veces dudo si más que yo. Que cuando tengo un día bajo (que también los tengo), es capaz de darme una colleja y recordarme que tenemos algo genial entre manos. Que cuando las cosas no salen de una forma, no se atascan y buscan soluciones (me encanta este tipo de gente), y de hecho, las encuentran antes de que yo haya empezado a preocuparme. Que sienten suyo el proyecto tanto, como para poner todo su tiempo y su esfuerzo día a día. Sinceramente, GRACIAS EQUIPO.


Team


martes, 4 de febrero de 2014

Just-Ene, “The History”

Obviously, the history of Just·Ene did not start years ago, at least not as Just·Ene…..  Just·Ene is more than an illusion, it is the materialization of a dream.


When someone asked me: “what would you do if you would win the big prize in the lottery”, I always responded: create companies without fear to go bankrupt. And, as may be clear the passed 22th of December, I officially admit that in the lottery as such I did not strike lucky.

After several unsuccessful tries to start enterprising adventures like making newspapers and sell them at 25 pesetas to our acquaintances (where would it have ended if it were not for my mom and dad?), gather pine seeds from the fallen pine cones with the illusion to sell them or putting a poster on the front-door offering menus to the neighbors with the never failing “today Tortilla”, (my favorite, let us say the only dish I could possibly cook being an 11 year old girl), finally, being 29, I found the project that filled my illusions, motioned me, and made me feel capable of doing anything to achieve it.

And this is what I did; after several years of training and working in the financial sector, I at times thought (and again I was mistaken) was going to be my work for a lifetime, I started to think of the idea of Just·Ene.

Just·Ene tries to be the answer to a common problem of many women. Who did not buy some day, with all the illusion of the world, that lovely dress for the occasion of a wedding or a party and go almost mad trying to find the perfect shoe? In my case –it may seem a sort of movie- I once spent weeks and weeks to find a pair of golden sandals for the wedding of my best friend. I don’t have any brother or sister, and she was my companion from the first day we went to the nursery, so you can imagine how important this event was for me.
But the bad luck was that, somehow, gold was not at all the trend of the season, at least it was not for the more accessible brands.
Luckily, after weeks looking around and searching at the price of 400€ (a tremendous effort for my economy) I found a pair that more or less fitted my style, and, of course, golden.
These shoes will always be on my mind: 1) for compressing my big-toe, that remained insensible for two weeks (what a relief they did not have to amputate it), 2) for the pain in my coccyx for another three weeks after I fell from the stairs of the courtesy-bus, and, last but not least 3) for being the start of Just·Ene. I must say that these weeks of pains were more than worth it. I really cannot understand, why one cannot have a pair of shoes like you want them… If we add my inclination and my obstinacy for the “do it yourself”, I thought: why isn’t there anyone who dares to put tacks on your brand-new shoes without fear to ruin an inversion of 90€?... And this is more or less the origin of Just·Ene
After months of talking to people to whom I will always be grateful for their support, impulse, confidence, motivation, knowledge, opinion and even door-slamming (why not recognize it?) and an endless list of many more things, I was prepared to make the, probably most important, decision of my life until today.

One day I woke up feeling desolate; there was something that really excited me, did ask me more, but I did not have enough time to realize. That very moment I saw it clear, and my first call was to tell my mom: “I quit from my job”. After her first reaction: “don’t rush”, “think it over, cool down”, she understood that this was what I had to do. And so I did. After working in the financial sector for 7 years, I took my box with my countless things from the office (I never saw my desk that clean), said good-bye, to great sorrow of my incredible companions, and, letting some little tear, said good-bye to the comfort-zone to make a dream come true. And still, until today, I do not regret it.

Less tan a year went by from then, and, little by little, the dream is becoming more of a reality. Today, but with time, dedication and effort, I managed to gather exceptional people around me, to whom I will be eternally grateful and in whom I trust completely to achieve the project, from design till manufacturing and technological development.

The same as, when I finally put my feet in a pair of Just·Ene, people I did not know at all, were asking me where I had them from, and for the first time in my life, made me feel as if Santa Claus and the Wise from the Orient had agreed to bring me all the presents of my interminable list of wishes.

And this is what is Just·Ene today, an experience, an illusion, a dream. A reality.